4359; MONTAGUT, Jorge Antonio, 1959: A mi un Capitán me ofreció que me vistiera de soldado, me pondría como asistente personal de el, no juraría la bandera, no recibiría entrenamiento, no usaría armas y saldría en la primera baja, creo que a los 6 meses.
4626; CARMODY, José María, 1961: El capellán, cuando vino a verme al calabozo, a unos 3 meses de incorporado, me trajo una bandera en una cajita y me ofreció que si la juraba me iba.
CM; HIDALGO, Fernando Jesus, 1965; 6386; LIGORRIA, Walter Oscar, 1965; CM; FERREYRA, Jorge, 1965; 6388 A; LUDUEÑA, Walter Omar, 1965: A nosotros nos ofrecieron en la CACOM M6 NEUQUÉN vestirnos con ropa de fajina y así no iríamos a juicio. Cumpliríamos como un soldado.
4424; ZANATTA, Alberto, 1959: Esto sucedió en Santo Tomé, S.F., donde fui incorporado el 15 marzo de 1978.
Después que pude ver a mi familia y mi novia (tras pedir por favor) al día
siguiente vino un Suboficial Mayor y un soldado fotógrafo y hizo sacar a todos
los presos del calabozo para que quedaran ellos solos conmigo.
Me dijo: “Zanatta usted está sufriendo mucho, ayer vimos a sus padres y su novia
sufrir por usted. Le traemos una solución. Mire, acá estamos solos, nadie nos
ve, sólo póngase la ropa, sacamos una foto y usted quedará en libertad, acá esta
su libreta y también le pagamos el viaje para que vuelva a su casa”. Insistió
“Tan sólo póngase la ropa y ya está”.
Le dije que no lo haría, y siguió insistiendo hasta que se fue molesto. Ese día
no me dieron de comer.
Trataron de manejarme sicológicamente para hacerme transigir, pero no les
resultó.
4037; KING, Juan Alberto, 1958:
En mi caso los que no querían ir a juicio eran ellos. Antes de hacerme el
sumario en Punta Indio, el Jefe de Unidad y un oficial llamado Moreno, me dieron
tres opciones.
1. Me ofrecieron trabajar 6 meses en la enfermería sin ponerme la ropa de
soldado y sin jurar la bandera y me daban la baja.
2. El jefe de unidad me pidió ser su chófer personal vestido de civil y también
en 6 meses me liberaba.
3. Me ofrecieron enseñarme una carrera, ser piloto comercial y salir con el
futuro asegurado. De por vida.
-Por supuesto, me negué en las tres opciones, lo único que tenía presente era
que nada que me ofrecieran sería bueno.
Y en mi juicio, tuve uno que en primer instancia, se declaró incompetente el
tribunal.
Tenía que ser juzgado por una corte suprema de las FFAA y como en la siguiente
citación los de la Corte Suprema estaban de vacaciones me volvió a tomar el
mismo tribunal que se había declarado incompetente y me dió condena de prisión
mayor, cuando a Daniel Galieni y Rubén Fabroni que estuvimos juntos solo les
dieron 2 años y medio, y mi 3 años y medio.
4643; GANGEMI, Juan Miguel, 1961:
Antes que me lean la condena el Secretario del Consejo y dos oficiales más, me
llevaron a un oficina aparte, me ofrecieron retractare, y me dieron 10 minutos
para decidir.
Fueron 10 minutos terribles, llevaba un año y medio adentro, y te dicen “firmas
y te vas de baja”, la clase mía ya estaba toda afuera, fue muy feo el momento,
pensar en lo que te decían y en la mente la tenía a mi mamá y a Jehová, no se lo
deseo a nadie.
Les dije que no.
Al final cuando llegue a la prisión el aliento que me dieron los hermanos me
hizo sentir bien. Tener la paz de la conciencia es impagable.
4632; HEREDIA, Alberto Alejandro, 1961:
En el destino, A los 6 TJ nos hicieron desfilar de a uno a una oficina donde un
oficial esperaba que nos retractemos firmando una nota y en otra mesa había ropa
de soldados para vestirse. Nos ofreció romper la insubordinación y salir en la
primera baja.
Como ninguno firmó, nos hicieron la causa por insubordinación y de allí a PPR,
(prisión preventiva rigurosa)
4393; CAPDEVILA, Adolfo Gustavo, 1959:
Con respecto a retractarme, en mi primer destino (Regimiento de Ciudadela) me
ofrecieron trabajar en una imprenta que funcionaba allí a cambio de salir al
año, sin adiestramiento militar, ni jura de bandera, iba a ser como un trabajo,
podía ir y volver a casa.
No recuerdo quién era el que me lo ofreció, me dijo que lo pensara. Pero antes
que volviera para ver mi respuesta y que iba a ser no, me subieron a un camión y
me trasladaron al Distrito Militar San Martín y de ahí a la Prisión de
Encausados de Campo de Mayo.
4783; CERULO, Sergio Daniel, 1960: En Río Gallegos en 3
ocasiones me ofrecieron lo mismo.
La primera cuando el otro TJ se puso el uniforme (lo hicieron “dragoneante”), me
dijeron “si te pones la ropa y firmas que renuncias, te damos la baja con este”
que se fue a los 3 meses.
La segunda ya fuera del calabozo. Me llevaron ante el Coronel, me tuvieron 3
horas esperando, y mientras decían que me traerían a la capital. Lo creí y me
puse contento, apareció el Coronel con su escribiente apurado, estaban
organizando todo porque venía Videla a visitar el regimiento, me ofreció lo
mismo, ante mi negativa otra vez al calabozo.
La tercera vez, cuando vino el juez para abrir el sumario, estaban el juez, el
coronel y uno de civil (nunca supe quien era) y de nuevo la oferta que si
firmaba ahí mismo me daban la baja.
Nuevamente lo rechacé.
4673; MANGIARDO, Carmelo Luís, 1962: Había pasado 6 meses en el calabozo. Ya me habían hecho sumario, nos habían
llevado al 1er cuerpo (Gral. Bussi) así que pensé que estaba todo encaminado.
Tenía la ropa civil a la miseria y un subteniente me ofreció usar la ropa de
fajina. Claudio Longo que estaba conmigo dijo que no, pero yo quise cuidar la
ropa civil y me puse la de fajina.
Al cabo de dos semanas, me llevan a la mayoría para “hacer los papeles”. Resulta
que el subteniente para “ganarse puntos” había dicho que yo me retractaba. Ante
eso casi me quede en paño menores adelante del Segundo Jefe. Le dejé en claro
que era un error y allí mismo me puse los jeans gastaditos que tenía.
4789; CHIMENTI, Salvador, 1961:
Un día me enteré que mi papá iba a ir a visitarme a Río Gallegos. Hablé con el
Capitán Jefe de la Compañía y me dijo que si yo le hacía unos inventarios del
depósito no solamente le iba a dar la posibilidad de estar afuera del calabozo
con mi papá sino que iba a ver la posibilidad también de volver con mi papá…
La verdad mi conciencia me permitió hacer ese trabajo de los inventarios, de
hecho me sacaban a la mañana y pasaba todo el día escribiendo a máquina en una
oficina encerrado y a la noche me llevaban de vuelta al calabozo.
El tema fue que en realidad lo hice no porque me iban a dar la posibilidad de
irme con mi papá sino porque yo lo quería ver a mi viejo.
De hecho cuando fue a verme mi papá tampoco me dejaron estar tranquilamente con
él solamente unos 10 o 15 minutos por día podía verlo afuera del calabozo.
Un día de nuevo me repite que si yo quería irme de baja podía ir a la sastrería
a hacerle una bandera de ceremonia para el regimiento, si yo le hacía esa
bandera el capitán me dijo “que automáticamente podía irme”.
Pensé: “Una bandera no es mucho… es simplemente un pedazo de tela, y yo no voy a
rendirle adoración”, pero me negué.
De hecho enseguida volví al calabozo y ni siquiera a mis hermanos le comenté
nada.
4718; ROSATTI, Federico Luís, 1962: Fui incorporado el 14 de de marzo de 1981en la Compañía de Ingenieros 3, ubicada
en la ciudad de Monte Caseros, Cts.
Luego de estar aproximadamente dos meses detenido ahí en calabozo, aunque con
cierta libertad “entre comillas”, me cita una tarde el Segundo Jefe de Compañía,
el Teniente Primero García a su despacho, me hace acompañar con un soldado de la
guardia.
Entonces me hace pasar a su oficina, cierra la puerta detrás de mí y me ofreció
asiento, el estaba sentado ante un escritorio bastante ampuloso. Entonces me
dice “Bueno, mire Rosatti, nosotros estamos considerando ofrecerle una
posibilidad de que usted no tenga que estar detenido tanto tiempo, porque
imagínese le van a tocar cuatro años, o cinco y usted es una buena persona
instruida, preparada”, continuó “nos parece que es un desperdicio, es una
picardía que usted se tenga que pasar todo este tiempo adentro”.
Así que concretamente el me ofreció lo siguiente diciendo “mire usted no se va a
poner la ropa militar, Eh, no le vamos, no va a recibir instrucción. Simplemente
se va a vestir un overoll azul, será ropa de trabajo para ir a trabajar al
taller mecánico, a colaborar con el Sargento Primero que es el encargado del
taller a reparar los vehículos aquí de la compañía.”
En ese mismo momento, vi que tenía frente a él una bandera en miniatura o mástil
en miniatura con una pequeña bandera argentina sobre el escritorio. Me dice:
“mire usted, está ante mí acá, yo le tomo el juramento a la bandera frente a
esta banderita qué tenemos acá. Y ya está, en tres o cuatro meses le firmamos la
libreta y usted se va de baja. Tranquilo, no se va a tener que poner la ropa, ni
va a tener que empuñar un arma y simplemente va a colaborar en el taller
mecánico.”
Bueno de más está decir que por supuesto rechacé la oferta.
Allí el nombre bastante molesto me pidió que me retirara y me dijo: “Ya me
imaginaba que era lo que me iba a decir”.