Objetores de conciencia en Argentina

Relatos: La incorporación

Trajeron un cura para que me haga recapacitar.
LESCANO, Héctor Ramón, Clase 1959.


Mi llegada al RC TAN 2 en Olavarria fue casi después de un año, ya que soy clase 59 pero me incorporaron con la 60.

Mis padres no eran testigos y no lo fueron nunca. Hubo muchas discusiones entre medio. Mi papá que no me quería para nada me hacía la guerra y muchas veces quería pegarme por tomar esa decisión.

Me causa hasta una envidia sana que algunos de ustedes hayan tenido la presencia paterna cuando se incorporaron.

Llegué un viernes de enero del 79, para el día lunes ya tenía la ropa enfrente de mi.

Fue la ocasión donde más ore a Jehová.

Las imágenes de mi familia estaban en mi mente.

Un miedo que no lo puedo describir. Miedo literal.

Miedo a que me mataran nada más porque ya venía arrastrando de casa maltrato psíquico.

Dije que era TJ y cual era mi postura. Lo dije tan rápido que se entendió lo que quise decir y a la vez hizo que me relajara y me quedara más tranquilo.

Estuve desnudo por una semana en el calabozo.

¿La comida? La escupían antes de llegar a mí. Nada de colchón, ni mantas. Sólo desnudez y frío.

Obvio, sin bañarme hasta que por fin a un sargento se le ocurrió darme la ropa.

Trajeron un cura para que me haga recapacitar.


Arrojaban agua en el calabozo, o me tenían parado toda la noche afuera. Las noches de frío eran bastante bravas.
Hasta en una oportunidad me agarró una inundación terrible. Se inundó el cuartel y me llegó el agua hasta las rodillas.

No había comida. Sólo dulce y queso. No había agua, solo luz.

Lo que podía tomar caliente era lo que había quedado en un calefón eléctrico de la oficina de finanzas donde después de un tiempo me llevaron a trabajar.

Nunca salí de franco.

Estuve casi un año y medio en el cuartel. Parte en el calabozo y la otra parte trabajando en finanzas.

Un anciano de mi congregación viajó a Olavarria, hizo más de 400 Km. para verme. Fue muy estimulante.

Mi familia después de un tiempo largo fue a visitarme, pero no dejaron que me vieran. Obviamente, mi padre nunca fue.