Relatos: La incorporación
Yo no era publicador...
5059: ORIETA, Manuel Antonio, clase 1963.
Con mi familia vivíamos en Merlo, B.A. y a fines de 1981 todos empezamos a
estudiar la Biblia. Y pronto comenzamos a reunirnos a un grupo, ya que en esa
época los Salones del Reino todavía estaban cerrados. Solo había estudiado parte
del libro
“Tu juventud...” así que mi conocimiento era bastante básico y
no había llegado a ser publicador.
El 10 de marzo de 1982 me incorporaron en la Compañía de Municiones 601 en Los
Polvorines, B.A. (CAMUN 601), allí me negué a hacer el servicio militar.
Esperé hasta el momento justo para expresar mi posición. Pasaban los días y ya
no había razones para que haya personas con ropa civil. Mientras estaban los que
tenían enfermedades pasaba desapercibido pero se fueron yendo y tenían que
resolver mi situación.
Así que asignaron a
"el sapo" un sargento ayudante que era el terror de
muchos. Fui testigo de una ocasión en qué un soldado no respondió como el
quería, lo agarró del cuello y le metió la cabeza en un tanque lleno de agua.
Este suboficial me llevó al galpón de herramientas, me hizo desvestir y enfrente
mío sobre una mesa habían colocado la ropa militar. Empezó a ordenarme cada vez
con más insistencia que me pusiera la ropa.
Íbamos girando la mesa y el atrás mío, vociferando "crees que ese cuerpito va a
aguantar los palos que te voy a dar" y mientras giraba veía colgadas palas,
hachas y elementos peligrosos. Solo atiné a repetir un texto que recordé en ese
momento:
"Tengo que obedecer a Dios más bien que a los hombres".
Cuando se cansó de empujarme y gritarme se fue, vino otro sargento y con voz de
compasión me dijo que había hablado con mi familia, que estaban muy tristes, que
si me ponía la ropa pronto podría estar de nuevo con ellos.
Nuevamente me dejaron parado en la puerta del galpón que daba a la casa del
Teniente Coronel quien justo pasó con el Jeep y enseguida dio la orden que me
vistiera de nuevo con mi ropa y me llevaran preso a la guardia.
Lo que me enteré después cuando servía a unos subtenientes es que "el sapo"
había echo una apuesta con uno de los Subtenientes que conocía a los Testigos de
Jehová y lo desafío a qué no iba a poder hacerme poner la ropa militar.
Que bueno que "el sapo" perdió pero gracias a Jehová gané más confianza para lo
que vendría.
Hace unos meses me enteré de un grupo de la clase 63 de esa Compañía que
hicieron un grupo en Facebook para reencontrarse. Y en la conversación
preguntaban si se acordaban del Testigos de Jehová. Se preguntaban ¿que habrá
sido de el? Me animé a contestarles que estaba bien.
Y luego comentaron recordar que el suboficial Russo y “el sapo” me
maltrataban tanto y después no me vieron más. Que alegría me dio saber que había
testigos de lo que viví esos días en que estaba solo.
El tema es que pude predicar de manera informal en la unidad.
Desde el comienzo de la guerra de Malvinas me tocó vivir algunas cosas
difíciles, porque maltrataban y echaban a la visita, en una ocasión estalló un
polvorín y casi volamos, menos mal que al caer el techo se apagó.
En Octubre de ese mismo año fui trasladado a la Prisión Militar Campo de Mayo,
B.A. Dónde ya éramos cerca de 40 Testigos de Jehová presos.
Allí empecé a estudiar el libro
“Usted puede vivir para siempre…” con
Eduardo Ovejero.
Como nos daban francos los fines de semana pude ir a las reuniones con los
hermanos de la congregación Norte, Merlo, B.A, donde asistía mi familia. Con
ellos empecé a predicar de casa en casa.
Mis planes eran bautizarme al mismo tiempo que mi mamá, pero no se pudo porque
ese fin de semana no me dejaron salir franco. Así que se tuvo que hacer un
cambio de lugar y fecha, me bauticé el 23 de Enero de 1983 en una Asamblea en
Paso del Rey, B.A.
Poco tiempo después pude conducir el Estudio de Libro en el grupo de la Prisión
Militar Campo de Mayo, B.A.
Luego en Octubre de 1983 fui trasladado al I.P.F.F.A. Magdalena.
En el Penal en Magdalena me tocó dar el primer discurso público cuando nos
dejaron reunirnos libremente en el comedor del Pabellón 4 bajo. Era un artículo
de una revista La Atalaya de 1979.

Estuve en el penal hasta el 18 de Julio de 1985.