“En la Prisión de Campo de Mayo
CHIMENTI, Salvador, Clase 1961.
Cuando llegue a la prisión de campo de mayo en febrero de 1981, nos asignaron a
la cuadra.
Creo que era el único lugar para los presos testigos y soldados, todos juntos.
Si mal no recuerdo era al costado de ese lugar donde había celdas que no se
ocupaban, me parece que después fueron demolidas.
Una vez estaba limpiando por ahí y un suboficial me llevó a mirar una de esas
celdas y me contó que allí es donde "reventaba" a los terroristas. Mujeres
embarazadas y todo. Me dijo: “fíjese que todavía hay manchas de sangre en la
pared...” No quise mirar. No sé si habrá sido cierto lo de la sangre.
Mucho no le prestábamos atención, creo que estábamos más preocupados en nosotros
mismos que en confirmar si eso que contaban era cierto o no.
La cosa hubiera sido distinta si lo hubiésemos visto directamente.
En otra ocasión me enferme con mucha fiebre y me llevaron a enfermería. Según el
médico tenía rubéola. Así que quede internado. Estaba solo, aislado, por el tema
del contagio. Un día alguien que apareció por allí me dijo que en ese lugar
“pasaron muchas cosas...”, no le di importancia.
Mucho no sabíamos de lo que había ocurrido un par de años antes.
Y como parte de la anécdota me sucedió algo personal. Todos los días tenían y me
sacaban una buena cantidad de sangre, así por casi los 15 días que estuve allí.
Nunca supe porque.
Unos años después al irme a sacar el registro me hacen el análisis de sangre y
me dicen que tengo AB positivo. Una sangre, según me dijo el bioquímico, medio
rara.
Pensé: ¿Porque me sacaban tanta sangre en la enfermería de campo de mayo? Nunca
lo supe.